Barcelona. Libro de los pasajes, el nuevo libro de Jorge Carrión.
Un pasaje sirve para unir: dos calles, dos mundos, dos cielos, dos lenguas. Que se presentara Barcelona. Libro de los pasajes (Ed. Galaxia Gutenberg) en La Calders, en el Passatge Calders, era natural; que Jorge/Jordi Carrión, su autor, quisiera que Martín Caparrós lo presentara, en cierto modo, también era natural. Que no me perdiera la presentación eso no era natural. Eso era algo obvio.
Llego y veo a Jorge/Jordi Carrión y a Martín Caparrós; ambos de negro, brindando: cerveza en botella, vino blanco en copa. Todas las sillas ocupadas. Está a punto de comenzar la presentación. Antes, Martín Caparrós atiende su móvil. Escribe algo en él: escribe con el índice de la mano derecha, como si fueran las teclas de una vieja máquina de escribir.
Joan Tarrida, el editor, abre la presentación y dice que Jorge/Jordi Carrión es un autor en expansión, y que estos pasajes son: “lo mejor que ha escrito hasta hoy”. Pongo la grabadora en marcha (serán 58 minutos y una transcripción de 2.146 palabras), saco una foto, tomo notas (serán 5 hojas de mi libreta de bolsillo). Jorge/Jordi Carrión se va expandiendo en su silla, le da un sorbo a su cerveza; mientras, Martin Caparrós agarra el micro torcido, casi con gesto de estrella de rock. Y, entonces, comienza un toma y daca entre ambos, a veces más en broma, otras, más irónicos, más contemplativos, guasones, como si fueran un Laudrop y un Romario en el Barça del 94.
“Con este libro me pasó lo mejor que le puede pasar a un escritor con un libro, y es que me dio muchas ganas de escribir uno”, dice Martín Caparrós. El argentino es un lector privilegiado de Barcelona. Libro de los pasajes: primero leyó el borrador y ahora el texto definitivo. Menciona que lo de los pasajes es una excusa, “un engaño como cualquier otro”, porque, en realidad, el libro, es un gran libro sobre Barcelona y las ciudades. Y no sería un gran libro, insiste, si su autor no hubiera encontrado un foco, aquello que “te permite reducir para poder abarcar todo.”
Martín Caparrós habla de géneros literarios. Este libro “no es crónica ni ensayo sino todo lo contrario”, pero le llama la atención el término usado en la contratapa: novela sin ficción. Y pasa a recordar una noche en la Plaça San Pere, una discusión sobre el catalanismo, o el independentismo o el catalanismo independiente, que Jorge/Jordi Carrión no recuerda, pero que… Y suena accidentalmente, pero en el momento justo, el teléfono de Martín Caparrós: “Ahora sí que ya tengo que callarme”. Reímos la broma con la que sale al paso. Y hace una pregunta, “es el primero de tus libros que se publica al mismo tiempo en los dos idiomas, en el español y en el catalán, ¿te parece que se puede ser un buen escritor entre los dos idiomas y las dos culturas? ¿Cómo se hace?»
Jorge Carrión –o Jordi Carrión, o ambos, o lo que va de uno a otro– comienza con nerviosismo; pero le dura poco. Se justifica, “supongo que este libro es más importante para mí de lo que pensaba”. Al final novela sin ficción o bien novela de no ficción son etiquetas, belleza de expresión o gesto pintoresco. Lo importante es la concepción del género. Es atreverse a cuestionarlo, a entender que, en cierta forma, como dice, “la ficción siempre está amenazando a la crónica”. O en palabras de Martín Caparrós, hagamos que el ensayo narre y que la crónica piense.
El libro en catalán está firmado por Jordi Carrión, y en español, por Jorge Carrión: “Cuando decido que este libro en catalán tenga mi otro nombre, que es Jordi, es una declaración evidente de intenciones y un manifiesto político. Soy Jorge y Jordi, y está muy bien normalizar eso”.
El resto de la presentación va del género, al foco, a la forma, al proceso de escritura, a cómo se escribe un libro así, a la cocina de la escritura, a cómo va creciendo y concretándose, a cómo se organiza en un libro una obsesión tal que hace andar a Jorge/Jordi Carrión “como un caballo de ajedrez por toda la ciudad”. “Lo más difícil siempre de un libro es encontrar la forma. Se me ocurrió el ritmo, como de caminar, pasear por la ciudad, fragmentos cortos, un fragmento escrito por mí, una cita, yo, cita, yo, cita… Pero, claro, me doy cuenta de que Barcelona, como Walter Benjamin, también es un punto de partida, y no de llegada. No me interesa, quiero que sea un libro sobre las ciudades, sobre la idea de la ciudad”.
El evidente punto de partida es Walter Benjamin y su libro jamás redactado –tal vez por ello mismo, un libro perfecto, o como mínimo mítico-, pero luego vino lo de la guía de taxistas para recorrer muchos de los más de cuatrocientos pasajes de Barcelona que localizó, también las tardes buscando en Google y hemerotecas, y los días recopilando citas y citas y más citas.
Martín Caparrós está por enseñarnos trucos, y pregunta de nuevo, “la supuesta dirección del viaje es una construcción a posteriori, ¿no?» Es en la construcción narrativa, contesta Jorge/Jordi Caparrós, que encuentra el sentido de las diferentes rutas que le llevaron por Barcelona. La escritura: como forma de dar sentido a lo que nos rodea. ”Es raro –casi que reflexiona en voz alta– porque vivimos en lugares que no entendemos. Con este libro soy mucho más consciente del lugar donde vivo.”
La presentación es un ir y venir, son muchos pasajes abiertos en una librería, La Calders, que está en un pasaje, y que es ella misma, como todas las librerías, un pasaje de pasajes. Al final, como dice Jorge/Jordi Carrión, “los pasajes están ahí, esperando a que los miremos”. Al final, resulta que estamos llenos de pasajes, que el mundo es un pasaje, y nos pasamos la vida intentando unir dos espacios, dos calles, dos mundos, dos cielos, dos lenguas. Y, a veces, algunos, lo consiguen.