Coincide que tengo dos libros de Gallo Nero empezados sobre la mesa. Alterno su lectura. Pero es que hay algo en estos libros que me reconforta: ya me ocurrió hace un tiempo con Las finas paredes de la vida (Nina Burton), que reseñé en la web de Viajes National Geographic.
Leo: “Bajo la aparente indolencia mineral, se disimula la historia de la humanidad, como si los hombres aún no hubiesen esparcido por la naturaleza los efectos incontrolables de su inteligencia innata” (Estética del Polo Norte, Michael Onfray)
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Pienso que entre los efectos incontrolables de la inteligencia humana está el cambio climático.
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Justo hace un momento me he enviado un tuit a mi email con un artículo en el New York Times sobre supertormentas y huracanes (The tiny craft mapping superstorms at sea). En él leo que “Según un estudio de 2021 realizado por investigadores de la Universidad de Yale, las aguas más cálidas pronto atraerán tormentas extremas hacia el norte, amenazando con inundar ciudades densamente pobladas como Washington; Nueva York; Providence, Rhode Island; y Boston”.
En el artículo se explica un proyecto liderado por Richard Jenkins con una preciosa infografía. Este ingeniero ha desarrollado una flotilla de barcos no tripulados y resilientes y los manda directamente al centro de las tormentas. El Saildrone Explorer SD 1045 era uno de esos barcos de investigación, con casco en forma de torpedo de color naranja brillante, una quilla profunda y una vela rígida de fibra de carbono diseñada para resistir vientos y olas huracanadas. Estaba cargado de sondas, antenas y un conjunto de instrumentos meteorológicos y oceanográficos. El impacto del SD 1045 a la altura de Puerto Rico contra el huracán Sam fue brutal, pero el barco resistió.
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Continúo leyendo Pensar como un iceberg, de Olivier Remaud. En una parte del libro dice que los icebergs son el testimonio de una muerte lenta, que son “un mundo en el umbral de la catástrofe”. ¿Estamos en el umbral de la catástrofe climática?
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“La humanidad no ha retrocedido ante esta creciente amenaza, sino que se ha lanzado ciegamente hacia ella, migrando a las costas a un ritmo récord, promulgando códigos de construcción y planes de resiliencia deficientes, inyectando cada vez más carbono a la atmósfera e incluso ralentizando los esfuerzos de mitigación al cuestionar la veracidad del cambio climático.”
The tiny craft mapping superstorms at sea
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Pienso que para cuando llegue el desastre me gustaría tener uno de esos barquitos exploradores que ha diseñado Richard Jenkins, capaces de enfrentarse con éxito a huracanes y tsunamis.