Andrés Jaque sobre la COVID-19

Con Andrés Jaque ocurre como con los tomates, que no se sabe si son una fruta, una hortaliza o una verdura. Lo primero que llama la atención en él es su estilismo: puedes ver veinte fotos suyas y jamás te aburrirás. En lo oficial, Andrés Jaque es Doctor Arquitecto. Es el fundador de la Office of Political Innovation, una oficina de arquitectura con sedes en Nueva York y Madrid que desarrolla proyectos en estos momentos para la Fundación Thyssen Bornemisza Contemporary Art, El Centro de Arte Dos de Mayo o el Reggio School. También dirige desde 2017 el Programa de Diseño Arquitectónico Avanzado de la Universidad de Columbia. El laboratorio de innovación arquitectónica más importante del mundo. Su trabajo forma parte de las colecciones del MoMA de Nueva York y del Art Institute of Chicago y ha recibido el Silver Lion al mejor proyecto de la 2014 Bienal de Venecia, y el Frederick Kiesler Prize, el más importante galardón que premia las trayectorias en la intersección de arte y arquitectura. Como con los tomates, con Andrés Jaque tanto da lo que sea, se disfruta igual.

Sus ideas sobre innovación política, sobre qué papel puede jugar la arquitectura en la construcción de las sociedades, y su agudeza visual a la hora de imaginar el futuro inmediato hicieron que en la redacción online de Viajes National Geographic lo eligiéramos para escribir un artículo collage con diferentes perspectivas acerca del turismo y la COVID-19. Sí, ese tema que nadie imaginaba que llegaría a pasar de la ciencia ficción al periodismo.

Cuando se escribe un artículo así, el único mérito del periodista es montar las piezas con las distintas declaraciones, armar una estructura y un discurso lo más competente posible. Las ideas (lo importante) son las de los profesionales que participan. Lo que ocurre es que la mayoría de las veces, en el artículo no aparecen las aportaciones al completo: hay que editar, hay que editar más, hay que editar un poco más, hay que hacer que todo tenga un sentido. En el caso de Andrés Jaque hubo algunos aportes más de los que aparecen en el artículo para los que mi corta pericia no supo encontrar espacio. Sin embargo, sería un egoísmo por mi parte guardarlos en el cajón de Google Drive. Aquí van:

¿Qué papel jugarán a partir de ahora las ciudades globales como Barcelona, París o Nueva York en las que el turismo era tan importante para su supervivencia económica?

A.J: Estamos en medio de una enorme transformación planetaria que no va a estar unificada. Ya están disputando dos modelos radicalmente diferentes en relación al turismo. Por un lado un modelo nostálgico que busca la creación de burbujas de eliminación del riesgo. Este modelo está extendiendo la cultura del pre-checking -que ya opera en los controles fronterizos o en las tarjetas de crédito- al control de los cuerpos. Es el canto del cisne de un modelo colonial, basado en sociedades altamente estratificadas, en el control centralizado de la población y en la creación de entornos premium en los que se pretende concentrar la circulación de capital. En el turismo esto se concretará en una extensión del modelo del resort a centros urbanos y a regiones premium. Pero hay que recordar que es un modelo en caída libre desde hace una década. El 40% de los condominios high end de Hudson Yards llevan más de un año en el mercado sin éxito. Este modelo es solo funciona como una opción cortoplacista.

Muchos científicos han señalado la conexión de las pandemia con la destrucción de hábitats naturales y el desplazamiento de los patógenos en la cadena de asociaciones. El nuevo paradigma que se abre camino en este planeta en disputa, está basado en un modelo de convivencia socioecológica, basado en el cuidado mutuo entre las comunidades humanas y el medio-ambiente. En el que los beneficios de la automación se distribuyan en el conjunto de la sociedad, y permitan un aumento de la dedicación humana a labores de reparación, mitigación y cuidado del medioambiente y del bienestar colectivo. Dentro de este paradigma el viaje dejaría de ahondar en una cultura de exotización, colonialismo cultural y explotación; para convertirse en una actividad vinculada al mantenimiento de redes de afectos y de colaboraciones laborales, culturales y de activismo ciudadano a largo plazo. Esta cultura ya está muy implantada en algunas zonas de California. Sin duda este es el modelo que va a imponerse a largo plazo; porque es el único que por el momento ha dado un respuesta integral a los grandes desafíos a los que nos enfrentamos.
– ¿Vamos a ver un proceso contrario al de la gentrificación?

A.J: No podemos ser nostálgicos con el pasado pre-COVID-19. Las ciudades pre-COVID-19 se enfrentaban a grandes problemas. Desde el 2008, las llamadas «ciudades globales» han dejado de ser espacios de diferencia, para convertirse en artefactos inmobiliarios. Este modelo hace aguas en todo el mundo y hace a los humanos enormemente vulnerables. Las ciudades descarbonizadas, que incorporen un alto nivel de biodiversidad, con diversidad socio-económica y crecimiento limitado; que contribuyan a generar regiones de calidad medioambiental y social, que tengan modelos no contaminantes y que sean igualitarias en materia de impuestos, costes y recursos, son las que van a liderar la reconstrucción del mundo a la que nos toca a todos contribuir ahora. Es cierto que en cierta medida es una desgentrificación, pero no solo eso. Es mucho más que eso.

Pero es importante insistir en que este es el modelo que sin duda va a tener éxito a medio plazo, el que va a generar patentes y el que va a construir el nuevo mapa de influencia del mundo. Pero no necesariamente por el que todas las ciudades van a apostar. En los próximos años vamos a ver cómo ciudades que en el pasado tuvieron una gran importancia, van a perderla con el surgimiento de nuevas culturas eco-políticas

¿Se tendrá que plantear un nuevo urbanismo para evitar las aglomeraciones?

A.J: Las ciudades seguirán siendo espacios de riesgo. Una vez superada la primera fase de despliegue hospitalario e higienista, vendrá una fase de reconstrucción. En la que pasaremos de la urgencia sanitaria a una cultura de la precaución colectiva. En mi oficina estamos trabajando ahora planificando cómo desarrollar de reactivación social, cultural y política para la Ciudad de Shanghai y para la isla de Lanzarote, y el gran desafío es repensar cuales son las nuevas formas de colectividad que van a gestionar una transición al nuevo estado del planeta.

*Foto de Alex wong en Unsplash

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