Hay que vivir a toda letra. Esta es la apuesta:

Se trata de libros; pero no solo eso. Se trata de periódicos, de folletines, de notas en pósits, de cuadernos manuscritos, de tuits, de listas dobladas en el bolsillo. Se trata de los libreros, de los bibliotecarios, de los editores, de las personas que entran en las librerías, de las que leen libros, de las que los compran y se los llevan a casa, o al metro, o al mercado, o a la tumba. Se trata de los escritores, y de los que escriben, y de los que traducen y de los que corrigen, y de los que siempre tienen algo que contar. Se trata de subrayar párrafos como revelaciones, frases como alegrías, títulos como puñetazos. Se trata de páginas que son instrucciones de uso, que son planos, que son reflejos, que son silencios. Se trata de lo que fuimos, de todo lo que llegaremos a ser, de todo lo que dejaríamos de ser si no… Se trata de ser feroces, atentos, rápidos, valientes. Que cuando nos digan adiós tengamos con qué despedirnos, que cuando nos amen, tengamos con qué celebrar, que cuando estemos sedientos, tengamos algo que echarnos al coleto, que cuando sangremos, que cuando riamos, que cuando nos sintamos acorralados tengamos una salida, una broma, un alivio. Se trata de todo eso. Se trata de vivir no a cualquier precio. Se trata de vivir, pero vivir a toda letra.

¿Apostamos juntos?